En Argentina se está ensayando la producción de materiales a partir de residuos aptos para edificar, el Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE) propone, de esta manera, una alternativa tecnológica para dar solución al problema habitacional de las mayorías con escasos recursos de Latinoamérica, aparte de generar trabajo y cuidar del medio ambiente
Envoltorios de alimentos, envases de bebidas e incluso cáscaras de cacahuetes se mezclan con cemento para transformarse en ladrillos, tejas, placas y suelos que pasarán el resto de sus días en hogares al alcance de bolsillos estrechos
Estos materiales, según Horacio Berreta, arquitecto y director del proyecto, son resistentes, térmicos y funcionan como aislantes acústicos, pesan menos y cuestan la mitad que un ladrillo común.
Además de emplear elementos de coste bajo o nulo, el procedimiento no requiere maquinarias caras, no necesita terreno de donde extraer la materia prima ni grandes instalaciones para procesarla y además posibilita la autoconstrucción, lo que supone un sustancial ahorro final
En el plano medioambiental, el nuevo proceso de fabricación presenta sustanciales ventajas respecto al ladrillo común de tierra cocida al evitar la desertización del suelo, la contaminación atmosférica por el humo y gases generados y la tala de árboles para obtener la leña necesaria para el funcionamiento de los hornos
En definitiva se trata de una tecnología limpia y limpiadora, apropiada y apropiable, que posibilita la construcción y la creación de nuevos empleos, tanto para hombres como para mujeres
La Universidad Nacional de Córdoba y el Instituto de Tecnología Industrial han realizado pruebas para testar la durabilidad de los nuevos cimientos de la construcción, entre otros experimentos, se dejaron a la intemperie durante dos años y sometidos a la lluvia y el sol sin presentar alteraciones ni daños aparentes.
Envoltorios de alimentos, envases de bebidas e incluso cáscaras de cacahuetes se mezclan con cemento para transformarse en ladrillos, tejas, placas y suelos que pasarán el resto de sus días en hogares al alcance de bolsillos estrechos
Estos materiales, según Horacio Berreta, arquitecto y director del proyecto, son resistentes, térmicos y funcionan como aislantes acústicos, pesan menos y cuestan la mitad que un ladrillo común.
Además de emplear elementos de coste bajo o nulo, el procedimiento no requiere maquinarias caras, no necesita terreno de donde extraer la materia prima ni grandes instalaciones para procesarla y además posibilita la autoconstrucción, lo que supone un sustancial ahorro final
En el plano medioambiental, el nuevo proceso de fabricación presenta sustanciales ventajas respecto al ladrillo común de tierra cocida al evitar la desertización del suelo, la contaminación atmosférica por el humo y gases generados y la tala de árboles para obtener la leña necesaria para el funcionamiento de los hornos
En definitiva se trata de una tecnología limpia y limpiadora, apropiada y apropiable, que posibilita la construcción y la creación de nuevos empleos, tanto para hombres como para mujeres
La Universidad Nacional de Córdoba y el Instituto de Tecnología Industrial han realizado pruebas para testar la durabilidad de los nuevos cimientos de la construcción, entre otros experimentos, se dejaron a la intemperie durante dos años y sometidos a la lluvia y el sol sin presentar alteraciones ni daños aparentes.
