Friday, November 28, 2008

Urmi Basu: “Una sola vida salvada de la prostitución ya da sentido a todo mi trabajo”


Nunca pretendió hacer grandes cosas. Sólo quería atender a los hijos de las prostitutas del barrio rojo de Calcuta. Ahora, su proyecto ha cambiado la vida de cientos de niños, niñas y jóvenes de esa ciudad.

Urmi es menuda y tiene un rostro amable que no refleja en un primer momento la fuerza y la energía de esta mujer india que nació en una familia bengalí acomodada y decidió dedicar su vida a lo que ella llama un sueño, una misión: cuidar a los hijos e hijas de las prostitutas del barrio rojo de Khaligat y darles la posibilidad de tener un futuro mejor. “Si has nacido en esta ciudad con todos los privilegios y oportunidades, tienes que asumir la responsabilidad de ayudar”, explica.

Ella lo hizo creando New Light, el refugio-escuela donde acoge a estos niños y niñas, les da alimento, educación, atención sanitaria, y sobre todo, los mantiene alejados de los ambientes de prostitución en los que viven sus madres. “Las madres de estos niños no son culpables de nada: simplemente no tuvieron oportunidades”, dice Urmi. Algo muy normal en una ciudad como Calcuta, donde el 50% de las mujeres no tienen recursos para cuidar a sus familias, y donde el tráfico de mujeres y la explotación sexual llega a ser una actividad más de la ciudad.

Esta mujer, todo determinación y energía, remueve lo que sea y consigue los apoyos necesarios para los niños reciban la atención y educación que necesitan, y para que las chicas del Hogar residencial Meridional, jóvenes a las que han sacado del barrio rojo con el consentimiento y la colaboración de sus madres, puedan ir al colegio, aprender danza clásica india y manejo del ordenador, además de hacer otras actividades de ocio.

“Al crear New Light, no pensé en global, no quería hacer grandes cosas porque de ser así, seguro que no hubiera hecho nada. Simplemente, me centré en hacer pequeñas cosas. Una sola vida restaurada o salvada de la prostitución, ya da sentido a todo mi trabajo”, asegura sin perder la sonrisa. Reconoce que su trabajo no hubiera sido posible sin el apoyo de instituciones, empresa y personas como Hernán Zin, que la ayudó en el momento que más lo necesitaba. Pero como mujer, también está convencida de que las mujeres, y en especial las mujeres de los países ricos, pueden hacer mucho por cambiar el mundo. No es necesario pensar en grandes causas o proyectos. Basta con hacer pequeñas cosas, por insignificantes que parezcan.

Urmi es una de las ocho mujeres de la iniciativa “Mujeres que cambian el mundo”, promovida por la ONG Mundo Cooperante y el periodista Hernán Zin, con financiación de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de Madrid.


A través de sus voces y sus proyectos en diferentes países del mundo, podemos entender y conocer mejor el papel fundamental de la mujer en el desarrollo